Los nexos de Uribe con narcos, según The New York Times

Un informe escrito por el entonces corresponsal de The New York Times en Colombia, Nicholas Casey, mostraba hace dos años evidencias en torno a aparentes vínculos entre el expresidente colombiano y mafiosos, en artículo titulado “Cables diplomáticos de Estados Unidos sugieren nexos de Álvaro Uribe con narcotraficantes“.

El periodista describe los cables que estuvieron a disposición de The New York Times y que fueron desclasificados por el Departamento de Estado de EE.UU.

El primer cable es de 1993 y describe una reunión del entonces embajador de ese país con Luis Guillermo Vélez Trujillo, quien era senador del Partido Liberal. “El político se quejó de que la familia Ochoa Vásquez, un importante clan colombiano vinculado con el Cartel de Medellín, “había financiado” las campañas políticas de Uribe”.

En 1992 la embajada americana enviaba este cable: “Seguimos sospechando de las conexiones de Uribe con el narcotráfico”.

Del mismo modo Alejandro González, también senador, les dijo a los diplomáticos que Uribe “temía por su vida porque no pudo cumplirle a sus contactos del Cartel de Medellín” la promesa de negociar un acuerdo con el gobierno para lograr la rendición de Escobar”.

En un cable de 1992 en que los diplomáticos estadounidenses discutían las operaciones antidrogas realizadas con el apoyo de Uribe, advirtieron: “seguimos sospechando de las conexiones de Uribe con el narcotráfico”.

Según Michael L. Evans, analista sénior del National Security Archive, organización que proporcionó los cables a The New York Times luego de solicitar que se desclasificaran, “con estos cables nos enteramos sobre las acusaciones que más le preocupaban a la embajada: las licencias de aviación para las figuras del cartel; sus lazos financieros con el clan Ochoa; y sobre todo, la posibilidad de que él pudiera estar comprometido con ellos”.

Vélez Trujillo contó además sobre una reunión que se produjo en la década de los noventa entre Uribe, otros dos políticos y la esposa de Pablo Escobar. La reunión fue secreta hasta que Escobar publicó una carta al respecto y los diplomáticos querían saber cómo se había llevado a cabo.

Vélez dijo que Escobar había usado a los Ochoa, miembros del Cartel de Medellín, para organizar la reunión y “abrir un canal de comunicación” con César Gaviria, en ese entonces presidente de Colombia, como un favor personal.

Uno de esos cables explica que cuando los funcionarios de la embajada le preguntaron a Uribe sobre el encuentro, el político contó que sí había ocurrido y que él creyó que iba a reunirse con la madre de Escobar, no con su esposa, para discutir la rendición del capo. “Él rechaza cualquier idea de diálogo o concesiones a Escobar”, escribieron los diplomáticos”.

 “Abundan los rumores de su vinculación con narcotraficantes”, registra el cable. Los diplomáticos se muestran desconcertados con la información que recibían, puesto que Uribe se reunió varias veces con ellos para discutir planes con el fin de detener el tráfico de drogas”.

En un cable de julio de 1993 se dice: “El senador Uribe ha demostrado ser un enigma para la embajada: tiene lazos familiares con los narcos (es primo de los Ochoa) además de los rumores de contactos creíbles que lo vinculan, pero sus declaraciones contra los traficantes y las protestas vehementes en la embajada”, escribieron los diplomáticos, “dicen lo contrario”.

Un documento de marzo de 1995 explica que en 1992 los diplomáticos recibieron información sobre un intento fallido de Uribe de nominar a “una persona asociada con una conocida familia de narcotraficantes” como candidato de su partido a la alcaldía de Medellín. Cuando ese intento falló, Uribe trató de nominar a un tío de Escobar, quien “también fue descartado”, según el cable.

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